Traición.
En capítulos anteriores…
*Andrés y Claudia son sorprendidos por la profesora besándose *O* Pero ella guardará el secreto.
*Max le promete a Carla que la recompensará por la ayuda que le dio para el examen.
**El capítulo empieza desde esa misma tarde en la cual Andrés le cuenta que la profesora no los delatará
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Narración: Claudia.
—No paso nada… no… sí… ¡ya mañana te cuento, Belén! —Alcé la voz— no, mañana, ya chao —corté la llamada.
—Toc-toc —mamá apareció en mi pieza— ¿Qué haces?
—Estudiando, mamá ¿Qué más voy a estar haciendo? —alcé el cuaderno que tenía en mis piernas.
—Sí, como no, haré como si no hubiera visto ese celular… Pero bueno no vine para esto, hoy vendrá tu hermano.
—¿Enserio? ¡Yupi! —Aplaudí— hace mucho que no venía a casa.
—Así es… y de seguro que viene con su novia así que compórtate ¿sí?
—Ay, mamá soy un ángel —sonreí ampliamente.
—Si como no…
¿Por qué piensa que no lo soy? Si me he portado perfectamente…
Tomé el cuaderno y terminé con la tarea de matemática que si o si tenía que llevar mañana, pero no fue tan difícil… espera ¿no fue tan difícil? Oh men! Jamás pensé que diría algo así, definitivamente Carla ha hecho milagros conmigo. Ya le quiero ver la cara a ese profesor cuando vea lo bien que entiendo todo ¡Ja!
Narración: Belén.
—¡Ya voy! —grité desde la pieza.
Ash. ¿Por qué a todo el mundo le da por venir a esta casa cuando estoy sola? Apagué la tele y bajé arrastrando los pies. Golpearon de nuevo.
—¡Ya voy dije! ¡Tú sí que eres impaciente, Alex!
Abrí de un golpe la puerta.
—¿Cómo supiste que era yo? —preguntó sorprendido.
—Pude leer tu mente desde arriba —alcé dos veces las cejas— era obvio que eras tú ¿Quién más iba a ser?
—Mm —asintió.
—Gaby no está así que puedes devolverte de donde viniste —iba a cerrar la puerta cuando él puso su pie.
—En verdad… —miró hacía el techo— vine a verte a ti.
—¡Jajaja! Buena broma. Nos vemos otro día —cerré la puerta.
—¡Belén! —Gritó— ¡es verdad!
Quedé con mi pie en el aire cuando iba a subir las escaleras. ¿Cómo dijo? Puf, de seguro me venía a preguntar algo de su novia y bla, bla, bla…
—¿Qué pasó? —volví a abrir la puerta.
—¿Por qué tan mala onda conmigo? —Arrugó su frente— ¿Te he hecho algo?
—Okay, tienes razón, no —sonreí como estúpida y pregunté— ¿Qué ha pasado, querido Alex?
—No tienes que ser tan sarcástica tampoco.
—¡Para de criticarme! —Exclamé— Si no me dices ahora lo que quieres te cerraré la puerta en tu cara… nuevamente.
—Jajajajajajaa —comenzó a reír— me da tanta risa cuando te enojas.
Sentí como de repente un calor inundó mi cara. Se lo había advertido. Le cerré la puerta y subí a mi pieza sin importar lo que empezará a gritar. ¡Ja! A ver quien se ríe ahora. Prendí mi radio y puse la música lo más fuerte.
Narración: Claudia.
Silencio completo en la mesa. La llegada de Max y Daniela no había sido la que esperábamos. Entre ellos apenas habían cruzado palabra por lo que era obvio deducir que se habían peleado por algo.
—Y bien Max —empecé— ¿Lograste estudiar bien para ese examen de matemáticas o cálculo no sé que era?
—Sí, me han ayudado —asintió.
Del otro lado, Daniela se removió inquita. ¿Qué era lo que pasaba?
—¿Y quién te ayudó? —preguntó mamá.
—Lo siento —Daniela interrumpió— mi mamá me ha estado llamando. Tengo que ir a su casa ahora, se lo prometí.
—Te voy a dejar —comenzó a levantarse Max.
—No, no te preocupes —le dijo ella— no me queda tan lejos. Muchas gracias por todo, espero verlos otro día.
Sin más, se levantó de la mesa y salió de la casa. Pero el silencio continuó ahí. Terminamos todos de comer y al levantarme tomé a mi hermano de la mano y lo llevé a mi pieza, necesitaba saber que pasaba.
—Cuéntame —lo hice que se sentará en la cama y yo me paré al frente de él— ¿Por qué están enojados?
—Es ella la que está poniendo problemas —se quejó— y por más que le digo que no pasa nada ¡no entiende! —se tomó la cabeza.
—Pero ¿de que problemas me hablas?
—Carla es la que me ha ayudado en ese examen, por lo que es obvio que me he tenido que juntar con ella ¡pero sólo un día! Y ahora le habló en la universidad y eso le molesta a Daniela.
—O sea que esta celosa —reí.
—Ajá, y no entiendo cómo se pone celosa si sabe que la quiero a ella, y… o sea, estoy estudiando con Carla, estudiando. Además ni que fuera una súper modelo…
—¡Maximiliano! —Exclamé horrorizada— ¡Jamás vuelvas a decir algo así! ¿Me oíste? Que tu novia sea de un metro ochenta y hermosa no es lo más importante, es más, creo que Carla es mucho más linda que ella.
—Okay… relájate… —me miró asustado.
—Es que me carga que digas eso —me crucé de brazos— sigues siendo un adolescente que sólo se fija en las niñas más guapas.
—Ya, lo siento… —se disculpó.
—Nada de que lo sientes. No puedes andar así tratando a las chicas, ni menos a Carla que ha estado gastando parte de su tiempo en ayudarte porque eres un inútil que no entiende nada.
—Tienes razón… y de verdad lo siento.
—Ya lo sentirás cuando te des cuenta de todas las cualidades que tiene Carla que de seguro le dan mil patadas a esa novia tuya.
—¡No digas nada de mi novia! —exclamó enojado.
—¡Y tú no digas nada de mi amiga! —le reclamé.
Max me dio una mirada de odio, se levantó de la cama y salió así sin más de la pieza. ¡Ash! ¿Por qué los hombres tienen que ser tan básicos? Y esa novia suya que se anda poniendo celosa… de seguro ella también se acerca a sus amigos y Max no le dice nada.
Narración: Javier.
—¡Ah! Definitivamente colapsé con esto —suspiré.
—Y yo —concordó Gaby— ¿Me dejas ir al baño un segundo?
—Claro, anda.
Ella se paró de la silla y salió de la pieza. ¡Uf! Esto de verdad se estaba volviendo tedioso, y no sólo debido al estúpido trabajo aburridísimo sino que yo suponía que tendríamos tiempo para hablar de otras cosas… digo yo. Pero no. Hemos estado las dos últimas malditas horas sólo hablando de este trabajo. Frustrado bajé a buscar algo para beber por mientras.
—¿Cómo les va con el trabajo? —preguntó mi mamá al verme.
—Ni me preguntes. Es un asco.
—Relájate y tómense su tiempo —me guiñó un ojo— así se tienen que juntar otra vez.
—¡Ay, mamá!
Serví jugo en dos vasos y subí rápido porque de verdad no tenía tiempo para seguir escuchando esas cosas de la boca de mi madre.
—¿Tocas guitarra?
Gabriela estaba parada en la esquina de mi pieza apuntando la guitarra que tenía apoyada en la pared.
—Eh… si —le entregué el jugo.
—Que bonito —me sonrió— Siempre he soñado que Alex me toqué una canción pero con suerte a tomado una guitarra en su vida.
—Mm.
—¿Me tocas algo? —pidió.
—¿Qué? ¡No! Que vergüenza.
—¡Anda, Javier! —Me hizo un puchero— sólo una canción.
—No —me negué— cantó horrible.
—No te creo —dijo enojada— si es sólo una canción ¡te lo pido, te lo pido!
—Eh… no —me senté en la silla— me da vergüenza cantar frente a alguien, así que sólo me tendrás que imaginar en tus sueños.
—Que eres malo —se sentó a mi lado frustrada como niña pequeña— ¿Para mi cumpleaños lo harías?
—Eh… no.
—¡Javier! —me pegó en el brazo para luego ambos terminar riendo.
Narración: Claudia.
—Como ven… Todo está bajo control —sonreí satisfecha.
—Wou —Belén no se la creía— Yo que tú le hago un monumento a la profe, porque de verdad los salvó.
—Que lindo —dijo Grace— es como que todos se unieron para que ustedes sean felices.
—De verdad que no sé como agradecerle a ella el secreto que va a guardar… Esto es demasiado irreal.
—Que tienes suerte, chicha —comentó Belén— el medio bombón que tienes y más encima te cubren el secreto… demasiada buena suerte creo yo.
—Lo dice la celosa —reí— no te quejes si recuerda que tu lema es nada de chicos.
—Bueno... puede que a veces cambie mi lema.
—¡Belén! —Grace se tapó su boca sorprendida— ¿Estas enamorada de alguien?
—¡Claro que no!
—¿Entonces porque dices eso? —pregunté tan sorprendida como Belén.
—Ustedes que son buenas para imaginarse cosas —nos acusó y luego se fue.
¿Me perdí de algo?
—¿Deberíamos preocuparnos por eso? —preguntó Grace.
—Buena pregunta.
Narración: Javier.
—¿Crees que debería cantarle?
—Yo creo que… ¡obvio que si! —Exclamó Emilio— no ves que muere porque su novio le toque una canción y él no piensa hacerlo.
—Pero sueña con que su novio lo haga, no yo.
—Pero sería un punto a tu favor y uno en su contra —afirmó.
—Tienes toda la razón… Pero igual es vergonzoso.
—¡Hazte hombre! —Bromeó— es la chica que te gusta… para conquistarla tienes que hacer algo vergonzoso.
—No puedo creer que seas tú el que me este aconsejando ahora.
—Ya ves como los papeles se dieron vuelta —dijo soberbio— Ahora tu eres mi alumno y yo tu profesor.
—Jajajaja —reí con ganas— ya te gustaría.
Intentó darme un golpe pero alcancé a alejarme de él.
Narración: Carla.
Bien. Si en una hora más estaré saliendo de la universidad, y en media hora estaré en mi casa, luego tendré toda la tarde para organizar la forma en la que estudiaré. Creo que debería empezar leyendo ese ensayo porque es lo más difícil… o podría empezar… no, mejor el ensayo primero.
Mi celular comenzó a sonar justo cuando llegué a mi casillero.
—Hola, Mia ¿Dónde estás?
—Lo siento amiga, tuve que irme antes porque mi hermana menor tuvo un accidente en la escuela y ya sabes, yo soy más responsable que mi mamá y…
—Ya entendí —la interrumpí— espero que este bien y ya sabes si tienes algún problema me llamas.
—Aw, gracias Carla.
Hablé con ella por cinco minutos más y luego me dirigí al casino. Tenía que comer algo para poder sobrevivir a esta última hora de martirio. Como siempre, el lugar estaba lleno, una fila inmensa para poder comprar. Mientras me debatía entre sí llevar algo o no, lo escuché.
—¡Carla, Carla, Carla!
Max estaba con un grupo de chicos, pero se alejo trotando y sin entender como me abrazó y levantó del suelo para darme una vuelta en el aire.
—Eh… —me había quedado sin palabras.
Luego que me bajó me di cuenta de que todas las personas que estaban ahí nos miraban sorprendidos. Oh-oh.
—¡Nos sabes cuánto te debo!
—No entiendo de que me hablas —intenté no tomar en cuenta todas esas miradas que tenía en mi.
—¡El examen! Lo tuve en la mañana y ya tengo el resultado ¡todo bueno! Fui la mejor nota.
—¡Wouu! —Sonreí feliz— ¡Felicitaciones!
—Gracias, pero en verdad te lo debo a ti —me acarició el brazo— y como te lo había prometido tendrás una recompensa.
—No es necesario… de verdad.
—Sí lo es… así que dime ¿Qué quieres?
Uf, podría tenerle una lista de todas las cosas que quería pero de verdad no iba a decir nada. Obvio que no diría nada. Desvié un poco la vista hacia la fila, porque de verdad quería comprar algo.
—Oh, lo siento ¿venías a comprar?
—Eh… venía —reí— pero está lleno.
—Ven.
Otra cosa que no vi venir. Me tomó rápidamente de la mano y me llevó hasta donde empezaba la fila.
—¡Hey! —Max llamó al chico que hoy atendía— Me das… —se giró hacía mi.
—Unas galletas —respondí.
—Dame unas galletas.
El chico se las lanzó sin rechistar.
—Gracias hermano —le respondió Max.
—Pero espera… —dije al recibir mis galletas— tengo que pagar.
—Naah, no te preocupes, luego le pago yo.
Por favor, si esto es un sueño que me despierten en este instante porque de verdad no me creo nada de lo que está pasando.
—Y bien ¿Qué quieres como recompensa al tiempo que empleaste en mi?
—Te dije que no importa.
—¡Anda, Carla! —insistió.
Detrás de él puede ver al grupo de amigos en el cual Max estaba antes. Todos miraban hacia nosotros y eso me tenía nerviosa. Uno de los chicos se corrió y pude ver que su novia estaba detrás… matándome con los ojos.
—Este… preferiría que dejáramos esto hasta acá. Con tu novia jamás he tenido un problema, y no quiero tenerlo ahora.
Max rodeó los ojos.
—No la tomes en cuenta. Y respóndeme.
—Me da lo mismo.
—Está bien. Entonces nos vemos a la salida. Te invitaré a tomar un café.
Se dio vuelta sin que me diera tiempo de reclamar. Bueno… la verdad es que no quería reclamar.
Narración: Claudia.
—¿Y Belén? —le pregunté a la salida a Grace.
—Me dijo que tuvo que irse rápido porque su padre no se que…
—Ya entiendo —reí— ¿Tú tienes panorama?
—Sí, una cita con mis lindos cuadernos ¿tú te veras con Andrés?
—No —dije triste— sólo lo vi en la mañana cuando me fue a buscar. Ahora tuvo que irse antes porque está terminando un trabajo demasiado importante para la universidad.
—Que pena. Al parecer hoy no será una tarde linda para ninguna de las dos.
—Que triste nuestra vida ¿no?
Ambos reímos. Caminamos juntas hasta el punto en que nos separábamos. Al llegar a casa sólo estaban mis padres conversando sobre algo de política y mejor no meterme en ese tema. Subí a mi pieza para empezar enseguida con los estudios y no tener que dejarlo todo a última hora.
Narración: Belén.
—No pensé que ibas a venir.
—Y yo jamás me imaginé que te conseguirías mi número —dije a mi favor.
Estaba en un parque al cual ya había venido un par de veces. Pero jamás lo había hecho con Alex.
—¿Te metiste en el celular de tu novia sin permiso? —pregunté curiosa.
—Sí y no. Gaby me había dicho que tú me podías ayudar, y que entonces te tendría que llamar.
—Como sea ¿Qué pasa?
—En mi escuela tengo una importante prueba en la clase de arte, tiene que ver con fotografía…
—¿Y que tengo que ver yo en esto?
—Gaby me dijo que había encontrado una caja tuya con unas fotos muy buenas y qu…
—¿Qué Gaby encontró que? —pregunté perpleja.
—No te enojes con ella. Gaby se dio cuenta que si las tenías escondidas era por algo, pero es que necesito ayuda.
Esas fotos estaban escondidas bajo mil llaves. No había forma de encontrarlas. Nadie sabía de ellas y nadie sabía que me gustaba tomarlas, por la simple razón de que son mis fotos y de que no me gustaría que fueran juzgadas. Son mías y puntos.
—De verdad necesito tu ayuda —juntó sus manos como si fuera a rezar.
—Okay ¿Tienes una cámara?
No tenía la menor idea de porque hacia esto.
Narración: Claudia.
—¡Hija! Llegó tu hermano.
¿Max está en casa? ¿De nuevo? No es que él no viniera nunca, pero dos días seguido es raro. Dejé todas las cosas encima de mi cama y bajé a ver cual era la razón de su visita.
—Hola —le di un beso— Que milagro tenerte por acá dos veces seguidas.
—Sí, lo sé —respondió serio.
—Llegas a la hora perfecta para comer —dijo mi mamá.
—Siempre viene a comer a esta casa —bromeé— de seguro no tiene nada en su departamento.
Mi madre se rió conmigo pero él no. Ella se disculpó y fue a poner la mesa para que luego nos sentáramos.
—Ven para acá —me agarró del brazo y subió a mi pieza.
—¿Qué rayos te pasa? —Pregunté asustada— ¿Peleaste con tu novia de nuevo?
—¿Es verdad que te vieron en el colegio besándote con Andrés? —gruñó.
¿Qué… que? Fue como un balde de agua fría.
—¿Quién te dijo eso? —mi cara se deformó.
—¡Da lo mismo quién me lo dijo! ¿Es verdad o no? —me miró a los ojos.
¿Qué le decía? Sentía como mis manos temblaban y mi corazón bombeaba sangre a mil. Bumbumbumbumbum…
—Claudia. Respóndeme.
Miré hacía el suelo por un minuto y luego sólo respondí con una palabra.
—Sí.
—¡Ahora con mayor razón puedo odiar a ese tipo! —le pegó a la pared.
—¡Max, no! —exclamé.
—¿¡Como que no!? —Max no se controlaba— ¿Acaso crees que es muy normal andar besuqueándose con un profesor?
—¡Por, Dios! Sabes que no es así —dije enojada— Sólo fue una vez.
—Y pueden ser muchas otras —escupió las palabras.
—No te metas en esto ¿Quieres?
—Claudia, entiende ¡esto no es sano! —Me tomó por los hombros— ¡no puedo ver que estés haciendo esto!
—Entonces no lo veas y no escuches nada —le pedí.
—Nuestros padres tienen que enterarse de esto —afirmó.
—¿Qué? —Abrí los ojos— ¡No, Max! Eso va a ser horrible.
—Pero por lo menos te hará abrir los ojos —me lanzó una mirada fría y se fue-
Dios mío ¿Qué va a pasar ahora? ¿Y cómo se enteró él? ¿Quién le dijo eso? Esperé varios minutos a estar más tranquila y luego bajé. Estaban todos sentados alrededor de la mesa comiendo unas galletas que mi mamá había preparado. Me senté en silencio en una de las sillas y sentí como Max me miraba, todavía con furia.
—Que bueno que ahora estén arreglando las cosas cariño —decía mi mamá— Daniela me cae muy bien.
—Sí, se nota que es una buena chica —concordaba mi papá— ¿cierto Claudia?
—Sí, así es —asentí.
—Pero hay una noticia mejor —Max me sonrió.
—¿Qué cosa? —mi mamá se notaba bastante entusiasmada.
—Claudia tiene novio —remató Max.
¿¡QUEEEEEE!? El no me podía estar haciendo esto. NO.
—¡Cariño! ¿Porque no nos dijiste? —mi mamá me tomó la mano.
—Este… —sentía que en cualquier momento vomitaba.
—A ver —mi papá me miró detenidamente— ¿Y desde cuándo? ¿Quién es?
—¡Ja! —Exclamó Max— esa es la mejor parte. Cuéntales, Claudia, cuéntales quien es tu novio.
No podía creer lo que mi hermano decía… Parecía disfrutar con esto.
—¿Quién es, amor? —Preguntó mamá— ¿Es ese amigo tuyo de ojos claros que toca la guitarra?
—No…
—¿Entonces quién?
Los tres no dejaban de mirarme. Pero la mirada de Max era la que más me dolía. Parecía que se estaba vengando con esto pero ¿Por qué?
—Es… —comencé pero un nudo me calló.
—Es su profesor de educación física —concluyó Max— que entretenido ¿no?
—Jajajajaja —mi papá estalló en una risotada— eso sí que fue chistoso.
—Jaja —mi mamá me miró preocupada— si… que chistoso.
—Pero si es verdad —Max siguió— Claudia esta con Andrés.
Y ahí cambió todo el ánimo. Mi papá abrió los ojos y me clavó su mirada en la mía.
—¿¡QUE!? ¡Claudia explícame que es lo que tu hermano está diciendo!
—Mi amor —mi mamá intentó calmarlo— relájate.
—¿¡Como quieres que me relaje!? —dió un golpe fuerte en la mesa que me hizo saltar.
Esto es de lo que estaba escapando… gracias hermano.
—¡Tú hermano no puede estar hablando enserio, Claudia! —siguió mi padre.
—Papá… yo lo qui…
—¡No me digas que lo quieres por el amor de Dios!
—¡Pero es la verdad! —grité con las lágrimas ya cayendo por mi rostro.
Me levanté de la mesa con la intención de salir de ahí.
—¡Ven para acá! Esta conversación no ha terminado.
—Sí que terminó —respondí.
Lo miré y caminé, pero antes de salir de ahí me clavé al frente de Max y con la pena y rabia que tenía le dije:
—Gracias Max, gracias por esto.
No me importaba si mis padres seguían peleando ahí adentro, yo sólo salí de la casa corriendo sin saber a dónde ir. Todavía no podía entender la parte en la que Max me había traicionado ¿Cómo? ¿Porque estaba enojado? ¿Cómo por esa razón pudo haberme hecho esto? ¿Cómo? No podía dejar de llorar, me sentía sola… Sabía que tenía que volver a casa porque no había salido con mi celular ni nada, pero no podía, no podía verle la cara a mi padre y ver a Max…
Sabía cómo llegar a su casa, pero no tendría como avisarle… pero necesitaba verlo, necesitaba que me abrazara y me dijera que todo iba a estar bien. Caminando llegué a su departamento y tomé el ascensor. Ya en la puerta dudé si tocar o no… ¿Para que ocasionarle problemas a él? Pero necesitaba verlo… Golpeé dos veces la puerta y nadie acudió. No estaba. Más lágrimas cayeron sin parar. Me di vuelta para salir de ahí lo más rápido posible, pero para sorpresa mía la puerta se abrió.
—Lo siento est… ¿Claudia? ¡Cariño! —exclamó cuando me di vuelta hacía él.
—Andrés… —sollocé.
Salté a sus brazos y lloré más de lo que ya lo había hecho. Me llevó dentro de su departamento y nos sentamos en un sillón. Apenas lograba ver con las lágrimas pero sentirlo a mi lado ya era gratificante. Acurrucada en su pecho comencé a tranquilizarme poco a poco, sentía su mano en mi cabello y de vez en cuando unos besos en mi frente.
—¿Puedes explicarme ahora que pasó?
Me levanté y al mirarlo pude ver que estaba realmente preocupado, si hubiéramos estado en otra situación me hubiera lanzado a sus labios para besarlo.
—Max —susurré— Max y mi padre, eso pasó.
—¿Qué te dijeron? —Tomó una de mis manos y comenzó a acariciarla.
—Mi hermano llegó hoy a mi casa y me preguntó si era verdad que nos habían visto a los dos besándonos en la escuela…
—¿¡Qué!? ¿¡Pero cómo!?
—¡Eso mismo me pregunto yo! Alguien le dijo y llegó furioso a mi casa.
—¿Y que le dijiste?
—La verdad —suspiré— luego bajó y cuando yo lo seguí estábamos toda mi familia y… —la voz se me cortó— Max dijo lo de nosotros. Le contó a mis padres que estábamos saliendo y mi papá se descontroló y… —no pude seguir.
—Tranquila, mi amor —me volvió a abrazar— sabes que esto pasaría en algún momento y bueno, ha llegado la hora de decir la verdad.
—Pero si hubieras visto a mi padre furioso… me gritó.
—Sólo fue la primera impresión —intentó tranquilizarme— ya verás cómo cambia de opinión.
—No lo creo Andrés, él de verdad estaba mal —alcé mis vista para mirarlo— no voy a permitir que me obliguen a alejarme de ti.
—Ni yo me alejaré de ti aunque así me obliguen —me acarició el rostro y depositó un cálido beso en mis labios.
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¿No es un final tiernucho? *-*
Ok, antes que nada pido perdón por el atraso D:
En primera ocasión de debía a que no podía escribir porque me desgarré mi antebrazo, pero ese es cuento pasado ;) Luego fueron las pruebas ¬¬'
¡Pero ya no! :D
Al fin estoy libre :) y más que libre porque lunes y martes es feriado ^^
¡Que maravilla! :')
Espero que este capítulo haya recompensado la espera :o
De seguro hay faltas ortográficas pero quería publicarlo de una vez por todas C:
Este... no sé que más decir .-.
¿Se enojaron con Max por lo que dijo de Carla? o.O
Yo casi le pego ¬¬' hombre tenía que ser.
Por si se preguntaron o encontraron raro: Supuestamente Max se juntaría con Carla luego de la universidad, pero él se entera de lo que pasó con Claudia y Andrés y cancela la junta que tenían ;) No lo escribí porque iban a ser dos líneas sin sentido.
¡Sus blogs!
Divinas, se que las tengo abandonas :C pero ahora que tengo tiempo intentaré pasarme de verdad por ellos *-*
No prometo leermelos todos ahora ya, porque son muchos .-. pero haré lo que pueda ;)
Creo que esto es por hoy.
Para el otro fin de semana si estará el capítulo a tiempo ;)
Un abrazoooooooooooooooooooooooou